El Diseñador de Iluminación español transformó una curiosidad adolescente por los contrastes y las sombras en una carrera que hoy lo posiciona como una de las voces más influyentes del diseño y desarrollo de luminarias en el mundo. De sus primeros pasos como técnico en platós de televisión a liderar la creación de productos icónicos en empresas como SGM, ARRI y Astera, su historia es una mezcla de pasión, técnica y visión estratégica. En cada etapa, la luz fue mucho más que una herramienta: fue un lenguaje, una filosofía y, sobre todo, un propósito.

Ben Díaz creció rodeado de la tranquilidad de Galicia, en un paisaje donde las estrellas en el cielo nocturno eran probablemente lo más cercano a un espectáculo de iluminación.
Lejos de las grandes ciudades, Ben no soñaba aún con diseñar luces, sin embargo, como ocurre con las grandes historias, un pequeño destello encendería una pasión capaz de transformar su vida.
Y recuerda el momento exacto en que su pasión por la luz tomó forma. Mientras estudiaba audiovisuales en Galicia, un profesor llamado Pepe Barba le mostró cómo observar los cuadros desde una perspectiva completamente distinta.
Fue más que una lección; fue una invitación a descubrir los secretos de la luz.
En un plató, aprendió cómo funcionaba la mezcla sustractiva y aditiva, cómo las sombras de un fresnel daban forma a las imágenes. «Fueron momentos muy especiales que me engancharon», dice, “Esa experiencia no solo encendió una chispa en mí, sino que también marcó el inicio de un viaje que me llevaría por caminos que nunca imaginé”.
El amor por la luz no tardó en profundizarse. «Al principio, lo que más me gustaba era que todo o casi todo fuera posible», recuerda, “Con una cámara, uno encuadra lo que ya existe; con la iluminación, uno inventa mundos. Podía decidir qué revelar y qué esconder, jugar con patrones, simular realidades o crear emociones a través del color”.
Más tarde, su tío Ray Rivas, un reconocido cinematógrafo en Los Ángeles, lo introdujo en el arte de la luz desde una perspectiva más técnica y detallada. Bajo la guía de su tío, Ben comenzó a entender cómo la luz podía ser tan narrativa como un guion. «A partir de ahí, cargué y descargué muchísimos camiones y tiré un montón de cable hasta llegar a una consola de iluminación», dice.
La verdadera transformación llegó cuando Ben cruzó al lado de la fabricación y la gestión de productos. Aquí encontró una nueva fascinación: crear herramientas que otros pudieran usar para dar vida a su arte. «Esto me permitió conectar con maestros de la iluminación en todo el mundo y entender cómo crear soluciones que realmente marcaran la diferencia», explica. Lo que comenzó como una simple curiosidad por los cuadros se había convertido en una carrera donde la pasión, la técnica y la innovación se entrelazaban.
Esta primera etapa de su historia nos muestra a un joven que, movido por la curiosidad y guiado por mentores excepcionales, fue construyendo una trayectoria que lo llevaría a redefinir los límites de lo posible en la iluminación.
El verdadero giro llegó después de obtener su Título Superior en Producción Cinematográfica y de Espectáculos. En lugar de sentir que dominaba su campo, se dio cuenta de que no sabía prácticamente nada. «Fue muy decepcionante», admite. En lugar de detenerse, decidió tomar un segundo ciclo de estudios, esta vez especializado en Imagen, y esa experiencia temprana le dio una pista: este podía ser un camino sólido.
Fue entonces cuando comenzó a tomarse en serio la iluminación. Con una mezcla de humildad y determinación, Ben asumió que no tenía grandes habilidades técnicas, pero poseía algo igual de valioso: la capacidad de comunicar y entender conceptos avanzados..
Pero más allá de la técnica, siempre hubo algo más profundo que lo conectaba con la iluminación. Para Ben, la luz tiene un aspecto místico, casi inexplicable. «Es como una magia», dice. En su opinión, la iluminación es la disciplina que mejor permite transmitir una narrativa visual. «La luz está en todo, literalmente es lo que da forma al mundo que percibimos».
La formación reglada de Ben Díaz fue importante, pero no fue lo que definió su carrera. «Lo que sí fue interesante fue encontrarme ya siendo luminotécnico con mentores que me indicaron el camino y me enseñaron su conocimiento de manera completamente desinteresada. Experimentar eso me cambió, y me hizo intentar aportar el mismo valor a la gente que circula a mi alrededor», comparte
Ben reconoce la suerte que tuvo al contar con grandes profesores que le abrieron puertas y le transmitieron su pasión. «Me abrieron puertas y me transmitieron su pasión por lo que hacían. Yo simplemente mantenía las orejas bien abiertas, leía lo suficiente y aceptaba que siempre era posible mejorar y seguir aprendiendo», explica con humildad.
Con el tiempo, la vida lo llevó a enfrentar momentos de incomodidad y frustración, situaciones que lo empujaron a seguir aprendiendo. «Más tarde la vida te va llevando hacia áreas de incomodidad y frustración que te fuerzan a comprender que si no sigues aprendiendo te quedas atrapado en un mundo muy pobre», reflexiona. Esa comprensión lo llevó a adoptar el aprendizaje como una práctica continua, una necesidad vital. A pesar de su amplia experiencia y de su rol como docente, Ben nunca deja de aprender. «Aún hoy sigo aprendiendo de cada conversación y además estudio un Grado universitario a distancia como si fuera un veinteañero. La verdad es que no tengo ni la menor intención de parar de estudiar hasta que me jubile; hay mucho que aprender y además hacerlo es divertidísimo», asegura con una energía contagiante. La búsqueda constante de conocimiento sigue siendo una de sus principales motivaciones.
Los comienzos
El paso de Ben Díaz por SGM Light fue un hito clave en su carrera y en la industria de la iluminación para escenarios. Al principio, Ben no tenía experiencia en fabricación ni en ventas, pero, con el tiempo, su capacidad de aprendizaje y su visión innovadora lo llevaron a ser parte fundamental de un proyecto revolucionario. «Tengo que reconocer que SGM para mí fue sobre todo un aprendizaje, porque empecé como Area Manager y Product Trainer sin tener ni idea sobre la fabricación ni la venta y acabé creando una de las luminarias más importantes de la empresa», recuerda con humildad. Su crecimiento fue vertiginoso, especialmente durante una etapa complicada para la empresa, marcada por cambios en el liderazgo.
Uno de los factores determinantes en su éxito fue la relación con Peter Johansen, un mentor clave en su carrera. «Fue clave Peter Johansen, al que conocí en México de casualidad y que creyó en mí desde el principio«, comenta Ben. La confianza de Peter le permitió trabajar en algunos de los productos más innovadores de la compañía, incluyendo las primeras luminarias IP66 para escenarios. «Peter ya había desarrollado la idea de las cabezas móviles IP65 cuando yo llegué, pero me dejó trabajar con él en toda la línea de productos IP66, desde el P-6 hasta la línea G-7, lo cual fue un auténtico privilegio», cuenta con entusiasmo.
La etapa en la que Ben asumió una mayor responsabilidad, especialmente después de la salida de Johansen, fue crucial para la empresa. «Cuando se marchó, me quedé con la responsabilidad de sacar adelante una luminaria como el Q-8, que vendió lo que nadie creía que se podía vender tras la pandemia del COVID que casi acabó con la empresa», señala Ben, aludiendo a un período de gran incertidumbre. En ese momento, la presión recayó sobre él, pero también fue una oportunidad para mostrar su potencial. «Fue un período muy interesante porque me quedé casi solo ante la responsabilidad de hacer evolucionar el ADN de la empresa hacia una nueva generación de productos», reflexiona.
El impacto de su trabajo fue trascendental no solo para SGM, sino para toda la industria. Durante su tiempo en la empresa, se implementaron innovaciones que cambiaron la manera en que se concebían las luminarias para entretenimiento.
«Creo que muchas de las cosas que creamos en SGM durante esos siete años cambiaron por completo la industria del entretenimiento hacia lo que es hoy», afirma Ben con orgullo. SGM fue pionera en varios aspectos, como el uso exclusivo de luminarias LED y el desarrollo de móviles a prueba de agua. También introdujeron la deshumidificación activa, crearon los wall-washers que hoy conocemos y marcaron la pauta en términos de menús y gestión DMX. «Fuimos la primera empresa en no hacer otra cosa que luminarias LED y la primera en hacer móviles a prueba de agua, pero también fuimos pioneros al inventar la deshumidificación activa», enumera Ben, destacando algunos de los logros más importantes de la empresa.
El legado de Ben en SGM no solo se basa en las innovaciones tecnológicas, sino también en la manera en que transformó la estrategia de marca y la relación con los clientes. «Me asignaron la misión de establecer una estrategia de marca, liderar el departamento de marketing y ser la cabeza visible en las relaciones con los clientes», recuerda. Para él, este desafío fue una oportunidad para descubrir su verdadero potencial, y el impacto de sus acciones en la empresa fue innegable. «Qué puedo decir. Para mí fue un honor heredar la visión de Peter y poder llevarla al siguiente nivel”.
Pero si hablamos estrictamente de su carrera, durante sus años en SGM, Ben tuvo su primer gran reto con el P-6, un wash IP66 que se convirtió en un éxito de ventas al reemplazar al P-5. “Fue el primer wash IP66 y reemplazó de manera satisfactoria al exitoso P-5”, recuerda con satisfacción. Luego vino el aprendizaje en el mundo arquitectónico con la serie POI, un proyecto que lo retó a adaptarse a nuevos requerimientos. También destaca el G-7 BeaSt, que le mostró su capacidad para identificar tecnologías clave como el sistema de colimación. Sin embargo, el Q-8 fue el producto que marcó su mayor éxito en SGM, uno de los lanzamientos más importantes en diez años para la compañía.
Los primeros grandes logros
El desarrollo del SkyPanel X de ARRI fue una experiencia transformadora para Ben Díaz, un desafío que definió gran parte de su carrera. «Fue algo maravilloso y un regalo gigantesco para un Product Manager como yo, pero a la vez fue extremadamente intenso en todos los sentidos», recuerda con una mezcla de nostalgia y satisfacción. El proceso fue nada menos que monumental, tanto en términos de responsabilidad como de expectativas, ya que ARRI, con más de cien años de historia, exigía resultados a la altura de su reputación internacional. «La responsabilidad de crear un nuevo panel LED para ARRI era enorme porque había grandes expectativas desde la industria del cine, mucha inversión en juego”.
Ben había trabajado previamente con productos de ARRI, lo que hizo que este proyecto fuera aún más significativo para él. «Me mudaba a Munich para trabajar en la empresa de mis sueños, ya que la primera luminaria que compré fue un fresnel de ARRI y la primera cámara de cine que operé fue una Super 16mm también de ARRI». Pero también significaba enfrentarse a un nuevo idioma, una cultura diferente y una manera de trabajar completamente ajena a lo que estaba acostumbrado.
«Todo el desarrollo del SkyPanel X fue un aprendizaje constante y seguramente me ha convertido en el profesional que soy hoy”. Su nivel de exigencia personal fue altísimo, especialmente porque el SkyPanel S60-C había sido un éxito rotundo y la presión para superar ese logro era palpable. «El S60-C es probablemente el producto más exitoso en la historia de la iluminación cinematográfica y yo tenía que demostrar que podía darle una vuelta de tuerca y crear valor alrededor de unos parámetros tecnológicos relativamente limitados», dice con humildad.
A pesar de las dificultades y las muchas opiniones que lo rodeaban, Ben defendió su visión con determinación. «Había muchas opiniones a mi alrededor y los datos y hallazgos que yo recogía de los usuarios no siempre eran interpretados de la manera correcta», recuerda. Afortunadamente, contó con un equipo increíble de ingenieros, especialistas y profesionales del marketing que creyeron en su visión. «Creo que la ARRI que creamos en aquel momento fue muy especial y los usuarios lo percibieron en seguida», afirma Ben.
De hecho, a menudo se encuentra con gaffers y directores de fotografía que le agradecen por lo útil que resultó la luminaria en el set.
«El gran aprendizaje que me llevo de ARRI está sin duda relacionado con poner los valores humanos siempre por delante, la necesidad de no conformarse hasta conseguir algo realmente útil para la comunidad de usuarios», destaca.
«La importancia de implementar una visión y estrategia potente antes de empezar con el desarrollo de un producto», concluye, reconociendo que la experiencia en ARRI lo dejó no solo con un producto exitoso, sino también con un profundo sentido de gratitud por haber trabajado en un proyecto tan significativo.
Su llegada a ASTERA
Ben Díaz siempre ha tenido una visión de su potencial, pero sus logros actuales en Astera son el resultado de una carrera marcada por constantes desafíos y aprendizajes.
Al reflexionar sobre su trayectoria, Ben menciona con orgullo que es la primera vez en su carrera que “todo se está alineando excepcionalmente bien”.
El cambio hacia Astera fue un punto de inflexión. Encontró en la empresa una base sólida, lo que le permitió “crear una visión de futuro alrededor de una cultura que ya funcionaba enormemente bien en términos de mentalidad colaborativa, diseño centrado en el usuario y experiencia”.
Si bien Astera ya contaba con un ecosistema potente de luminarias, sabía que su aporte consistiría en traer estructura y dirección estratégica. La clave estaba en desarrollar una visión fresca para los nuevos productos.
El lanzamiento de la LunaBulb fue su carta de presentación en la compañía, un producto que Ben no solo optimizó, sino que también construyó un storytelling completo alrededor de él. “Tuve que encajarlo todo dentro de un sistema reconocible y útil”, dice sobre el proceso de creación.
Además, su trabajo en el Accessory Kit añadió valor al producto y permitió que la marca ganara más terreno en el mercado. Hoy, Ben se siente muy satisfecho por el progreso de Astera. “No puedo negar que estoy muy feliz en todos los sentidos y además los premios están ahí para darnos aliento en el día a día”.
“Todo lo estoy creando junto a un equipo excelente y con la ayuda de genios como Simon Canins, el creador del TitanTube, o Sebastian Bückle, que construyó el diseño comercial de la marca”.
En Astera, la innovación no surge solo de ideas brillantes, sino de un proceso meticuloso que comienza con una profunda comprensión de los problemas reales que enfrentan cineastas y equipos de iluminación.
Según Ben, su enfoque hacia la innovación comienza por «trabajar mucho el espacio del problema antes de transitar hacia el espacio de la solución«.
Todo empieza con la observación. «Dedico mucho tiempo a identificar casos específicos en los que los usuarios se topan con procesos dolorosos que ralentizan sus flujos de trabajo«, comenta. Y ahí es donde entra la clave: la validación.
Ben y su equipo crean prototipos, que luego son presentados a los usuarios para evaluar su experiencia. Sin embargo, este proceso no está exento de dificultades: «Es relativamente sencillo perderse, no ser capaz de descubrir los impactos emocionales de los usuarios o acertar en las preguntas».
Este trabajo profundo de investigación y validación es lo que distingue a Astera.
«Muchas marcas hablan con los usuarios, pero pocas dejan a un lado su ego y sus intereses para escuchar aquello que verdaderamente importa. La innovación llega sobre todo al exigirse a uno mismo y a la gente que trabaja contigo», afirma.
Es este impulso constante hacia la perfección lo que a veces lo hace un líder incómodo para sus colegas. «Me obsesiona cumplir con las fechas límite y a menudo sigo empujando cuando todo parece estar claro. Si no soy capaz de verlo no sigo en esa dirección», asegura.
Astera, sin embargo, tiene una cultura que respeta y fomenta este enfoque. «Es una empresa moderna y joven con un gran espíritu colaborativo”.
Lo que viene
Ben Díaz mira al futuro de la industria de la iluminación con una mezcla de emoción y reflexión.
Con más de dos décadas de experiencia, ha sido testigo de cómo el sector ha evolucionado, y hoy lo ve en una encrucijada histórica. «Creo que estamos en el momento más interesante en la historia de nuestra industria. Pasamos de un sector relativamente consolidado en el que había cierto recelo por innovar y aceptar la transición al LED, a un contexto disruptivo en el que nada parece responder a estándares».
Este nuevo panorama, según Ben, “ha abierto la puerta a una gran cantidad de avances tecnológicos, desde la inteligencia artificial hasta la integración de sistemas, que están llevando la industria a lugares impensados”.
Sin embargo, el futuro, aunque prometedor, sigue siendo incierto. Ben señala que la clave para entender lo que viene radica en las nuevas generaciones. “Estoy viendo a estudiantes que ya no tienen miedo a desarrollar código; jóvenes que hoy operan una cámara y mañana trabajan como freelancers en un teatro. Son la generación con más talento que hemos tenido nunca”.
Pero observa un desafío: estos jóvenes tienen dificultades para encajar en una industria que, aunque tecnológica, aún depende de procesos económicos y estructurales tradicionales. Y explica cómo, en Astera, están trabajando para integrar esta juventud creativa “Nos estamos esforzando en atraerles para que nos enseñen su talento natural y que puedan aprender de nosotros cómo crear significado y valor para los demás”, comparte.
La respuesta, según Ben, es un cambio de mentalidad en las empresas, donde se deben reemplazar las metodologías jerárquicas y secuenciales por procesos más flexibles y orientados al cambio. «Creo que estamos preparados estratégicamente para afrontar este cambio», asegura con optimismo.
Astera y su enfoque de innovación
Astera se define como un «ecosistema inteligente de soluciones», y Ben recalca que el concepto de producto, tal como se entiende tradicionalmente, se queda corto para describir la marca. «El concepto de producto implica cierto aislamiento, y en Astera no aplica, ya que tenemos muchos bloques en común y un flujo de trabajo que abraza todas nuestras soluciones bajo un mismo paraguas de innovación, calidad y durabilidad. Tenemos un ADN muy establecido, y eso representa un desafío constante. Hay grandes expectativas sobre cada nuevo producto que lanzamos, ya que nuestros clientes esperan que cada innovación encaje en su modelo de negocio, generando más valor con menos problemas”, señala.
En cuanto a los productos destaca la LunaBulb como una de las grandes apuestas. «Nos ha superado un poco la respuesta del mercado, y no podríamos estar más felices con el desarrollo comercial que está teniendo», expresa con entusiasmo. La evolución de este producto y su expansión hacia nuevas soluciones es algo que Ben considera crucial para el futuro de la empresa.
Aunque se muestra optimista sobre lo que vendrá, prefiere guardar un poco de misterio sobre los planes de la marca para 2025, asegurando que será un gran año para la comunidad Astera.
El desafío de crear luminarias capaces de cumplir con los exigentes requisitos tanto de la industria del cine como del mundo de los eventos es uno de los puntos clave que distingue a Astera de otras marcas en el mercado.
Estos dos mundos, aunque ambos requieren equipos de iluminación de alto nivel, tienen necesidades muy diferentes y modelos de negocio igualmente distintos. «Es extraordinariamente difícil crear luminarias que sean igualmente capaces en ambos sectores», afirma.
Su otra pasión: “Diseño, iluminación y contraste» de Ben Díaz
Escribir su libro Diseño, iluminación y contraste fue un proyecto que Ben Díaz emprendió durante la pandemia, impulsado por una profunda necesidad de aportar claridad y estructura al campo del diseño de iluminación.
Y cuenta sobre lo que lo motivó a encarar su faceta de escritor. Lo que percibió como una carencia en la industria fue la falta de un lenguaje común y atemporal capaz de describir los conceptos narrativos y emocionales vinculados con la iluminación. Era esencial crear un método que fuera capaz de superar el paso del tiempo y que pudiera ser útil para los profesionales en el diseño de historias a través de la luz escénica.
La pandemia, con su tiempo libre inesperado y la incertidumbre del futuro, lo llevó a la reflexión sobre cómo podría compartir su conocimiento. En ese contexto, se dio cuenta de que la iluminación profesional era un tema muy poco explorado en el ámbito académico, a pesar de su rica historia y su enorme impacto cultural, que incluso superaba al de disciplinas más recientes como el diseño gráfico.
Esto lo llevó a desarrollar conceptos nuevos como la construcción lumínica, la intención, las soluciones narrativas de la luz y otros elementos que organizaron su enfoque de trabajo.
Tras observar la respuesta positiva de otros iluminadores ante su enfoque, Ben comenzó a considerar la posibilidad de publicar su obra.
A pesar de las dificultades económicas y el enorme esfuerzo y tiempo invertido en el proceso, está muy orgulloso del resultado y siente que la experiencia ha valido la pena.
El valor de la educación
Ben reconoce que tanto la experiencia como la educación aportan elementos fundamentales pero diferentes en el desarrollo profesional. Es una forma de crecer que permite incrementar el talento de manera orgánica.
Desde su perspectiva, la educación ha jugado un papel crucial en su carrera. Se dio cuenta a una edad temprana de que existían personas mucho más preparadas que él, lo que lo motivó a aprovechar los recursos académicos disponibles. Lo que le resulta fascinante del ámbito académico es que muchos autores brillantes ya han dejado su legado a través de libros, ofreciendo conocimientos que pueden ser aprovechados incluso mucho después de haber sido escritos. Para Ben, no aprovechar esta riqueza es un error.
Resalta la importancia de viajar y experimentar otras culturas es muy importante para el crecimiento profesional. Conocer nuevas maneras de entender el mundo presenta desafíos que requieren resolver problemas de manera creativa.
En sus viajes, ha aprendido a ser humilde y flexible, ya que la experiencia de relacionarse con culturas diversas obliga a adaptarse, pensar rápidamente y asimilar nuevas formas de hacer las cosas.
Desde su experiencia en Estados Unidos, Ben aprendió a desarrollar un criterio riguroso y un proceso comunicativo efectivo para analizar la información. En México, descubrió el valor de la empatía y la conexión humana, mientras que en Dinamarca apreció la flexibilidad, innovación y espíritu comunitario. Finalmente, en Alemania, aprendió la importancia de la estructura y eficiencia en el liderazgo de procesos complejos.
A través de todas estas culturas, destaca que las personas comparten una necesidad común: el deseo de encontrar un propósito en lo que hacen y la disposición a abrirse a quienes pueden aportar algo valioso.
Planes a futuro: educación, comunidad y familia
Ben Díaz tiene grandes planes para el futuro, destacando su deseo de “dedicar más tiempo a la docencia y a la creación de contenidos educativos, sin por supuesto dejar de lanzar nuevas luminarias con los que otros puedan crear cosas maravillosas.”
Está especialmente emocionado por la comunidad de Lighting Adepts, que ha construido en el último año y que considera tiene “un potencial enorme que sólo he empezado a vislumbrar con la creación del canal de YouTube y ahora con la publicación de mi primer libro”. Según él, su objetivo es “crear más contenidos y eventos que hagan crecer a la comunidad y aportar diversos formatos de aprendizaje.”
Lo que mantiene viva su pasión por la industria es su constante deseo de no aburrirse: “Tengo muchísimas inquietudes tanto culturales como académicas y el mundo está tan lleno de gente con ideas maravillosas y de ideas tan fascinantes que no puedo permitirme el lujo dejar pasar todas esas experiencias”
Sin embargo, su proyecto más importante sigue siendo su familia: “Ser padre y esposo me transformó por completo y me está encantando ver crecer al proyecto que construimos juntos. También intento ser un buen hijo y hermano dentro de una familia grande y muy unida, y eso me da la motivación para estar a la altura de esas responsabilidades”.
En su visión de futuro, Ben no solo se ve a sí mismo como un creador de productos innovadores, sino también como un líder que fomenta el crecimiento colectivo.
Su invitación a descubrir y ser parte de Astera es un llamado a unirse a un mundo de posibilidades en el que la excelencia, la diversidad y la inclusión son principios fundamentales.
Con su proyecto Lighting Adepts, sigue construyendo puentes entre el conocimiento y la práctica, ofreciendo recursos para una comunidad que sigue creciendo, aprendiendo y creando juntos.
Su mensaje final es claro y lleno de esperanza: «Estamos en una industria maravillosa y con mucho futuro en el que cada paso dado hacia la excelencia no solo beneficia a quienes forman parte del proceso, sino que inspira a toda una comunidad a seguir adelante”.
La pasión de Ben por la industria, su compromiso con la familia y su enfoque en el liderazgo muestran que, con esfuerzo, colaboración y aprendizaje continuo, es posible generar un impacto real en la industria y en las personas que forman parte de ella.