Pablo Pulido: la luz como arte, oficio y emoción sobre el escenario.

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Diseñador de iluminación del Ballet Nacional del SODRE y docente en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD), Pablo Pulido comparte su trayectoria, su visión sobre el rol de la luz en la danza y el teatro, y los desafíos de trabajar en una de las instituciones culturales más emblemáticas de Uruguay.

Pablo Fernando Pulido Gaddi nació en Montevideo hace 42 años. En su infancia, el deporte ocupaba la mayor parte de sus pasiones, sin imaginar que la iluminación escénica se convertiría en el eje de su vida profesional.

El uruguayo fanático de Peñarol de Montevideo recuerda; “El deporte fue lo que más me apasionó de niño. No soñaba con trabajar en el mundo de la iluminación; mi interés estaba completamente centrado allí. Sin embargo, el camino hacia la luz surgió de manera natural cuando fui ampliando mis intereses y descubrí nuevas facetas.”

Aunque su familia no estaba vinculada al ámbito artístico, la curiosidad y una inclinación hacia la tecnología lo acercaron al oficio. El punto de inflexión fue observar cómo se manejaban luminarias con el software 3032 de Martin: “Ese momento fue una revelación: me fascinó la posibilidad de unir tecnología y arte. La iluminación me permitía expresar creatividad a través de sistemas electrónicos.”

Una formación autodidacta y tenaz

Cuando comenzó, el acceso a información era limitado: sin recursos digitales, Pulido optó por el aprendizaje autodidacta. Desarmaba equipos, fotocopiaba manuales y experimentaba en cada oportunidad.

“Mi motivación surgió al comprender que podía transformar espacios de forma creativa y eficiente. Al conocer cómo aplicar el sistema correctamente, logré un rendimiento óptimo en la creación de atmósferas y experiencias visuales,” reconoce Pablo.

Su primer gran hito llegó con la exposición Lighting Week en Sao Paulo, un evento que le abrió la mirada sobre lo que la profesión podía alcanzar. “Fue un punto de inflexión: comprendí la magnitud de lo que podía lograrse con la iluminación y la creatividad, y me impulsó a mejorar y profundizar mis conocimientos.”

Camino al SODRE

Su vínculo con el Ballet Nacional del SODRE comenzó desde la operación técnica. Uno de sus primeros trabajos fue en El Corsario, experiencia que lo marcó por la magnitud y complejidad de la producción.

“Me atrajo de inmediato la combinación entre belleza artística y desafío técnico. En las giras, debíamos adaptar la iluminación a diferentes escenarios y condiciones, y eso me motivó a seguir perfeccionándome,” comenta Pablo Pulido.

Tras un llamado abierto, ingresó como asistente de iluminación y, con el tiempo, consolidó su rol como Lighting Designer de la compañía.

La responsabilidad de iluminar la danza

“Ser Lighting Designer y operador en el SODRE es un honor y una gran responsabilidad. Mi rol no solo es técnico, sino también creativo: crear atmósferas que acompañen la danza, potencien la narrativa y emocionen al público,” asegura Pablo.

Diseñar para el ballet implica, según Pulido, un equilibrio entre arte y seguridad, por ejemplo, al evitar sombras o reflejos que comprometan los movimientos. Debe adaptarse y ajustar la iluminación a diferentes teatros y configuraciones. También debe logar una sincronía, ya que debe coordinar la luz con la música y la coreografía. Y lo más importante debe ser emotivo ya que tiene la obligación de amplificar la narrativa visual sin sobrecargar el escenario.

El diseñador de iluminación del Ballet de SODRE hace foco en que “La iluminación debe resaltar la belleza del movimiento y garantizar que los bailarines se sientan cómodos y seguros.”

Pulido asegura que la música, la visión del coreógrafo y el concepto de la obra son sus mayores fuentes de inspiración. “Cada pieza tiene una energía única, y la luz debe reflejarla. Mi tarea es adaptar la iluminación al ritmo y las emociones de la música, siempre en diálogo con el coreógrafo.”

Ballet, detalle y emoción

Del Ballet Nacional del SODRE destaca su programa diverso y el profesionalismo del cuerpo de baile. “Su disciplina y capacidad de adaptación a distintos estilos es admirable.”

Sobre el impacto de la luz en la danza, es contundente: “Las luces no solo iluminan: crean la atmósfera emocional que acompaña la obra. Una buena iluminación puede intensificar la percepción de la danza y darle mayor profundidad.”

La precisión técnica también es fundamental: “La correcta elección de equipos, la programación y la sincronización con la acción en escena permiten una experiencia visual impactante.”

La docencia y las nuevas generaciones

En paralelo a su trabajo en el SODRE, dicta clases en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD), abordando sistemas, consolas, software y luminarias.

Analizando su disertaciones en la EMAD, dice: “Veo muy positiva la evolución de las nuevas generaciones: hay una diversidad de enfoques, desde una sensibilidad artística profunda hasta estilos más efectistas. Esa variedad enriquece el campo de trabajo.”

A los jóvenes diseñadores les aconseja ser curiosos y nunca dejar de aprender: “La experiencia práctica es invaluable: cada proyecto, por pequeño que sea, aporta algo al crecimiento profesional.”

Proyectos, renovación y futuro

Aunque se proyecta dentro y fuera del SODRE, siempre busca nuevos desafíos como freelance. “Me interesa explorar experiencias inmersivas, eventos corporativos y espectáculos innovadores. El objetivo es seguir aprendiendo y probando nuevas técnicas.”

La capacitación constante es, para él, la base de su carrera: estudiar, observar otras áreas y escuchar a otros profesionales.

El diseñador de iluminación que de pequeño soñaba con ser portero de su cub de fútbol señala que “En los próximos años quiero seguir disfrutando de cada proceso creativo, explorando nuevas formas de trabajar la luz y compartiendo mi experiencia con las nuevas generaciones,”

Pablo Pulido deja una frase que resume su oficio:“Dar vida a las ideas y disfrutarlas.”

Más allá de su talento técnico y creativo, Pablo Pulido se distingue por su calidad humana. Generoso con sus alumnos y colegas, comparte su conocimiento sin reservas con todo aquel que se lo pida, convirtiéndose en un referente cercano y accesible dentro de la comunidad técnica. Su dedicación al trabajo convive con un fuerte compromiso personal: su esposa y su hijo son el verdadero sostén de su vida, el motor silencioso que lo impulsa a seguir creando y creciendo. Esa combinación de pasión profesional y valores familiares lo define tanto como la luz con la que da vida a cada escenario.

En cada producción del Ballet Nacional del SODRE, la huella de Pablo Pulido se enciende en forma de atmósfera, color y emoción. Su historia demuestra que la iluminación no es solo una cuestión técnica, sino un arte que transforma espacios y transmite sensaciones. Desde aquel niño apasionado por el deporte hasta el profesional que hoy da vida a la danza con la luz, su recorrido es el testimonio de cómo la curiosidad, la constancia y la creatividad pueden convertirse en un oficio que emociona a miles de espectadores. Pablo Pulido no solo ilumina escenarios: ilumina caminos.

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